Soy

Somos personas que soñamos, planeamos, nos equivocamos, y algunas otra veces acertamos. Somos complejos, distintos y a la vez, somos muy parecidos. Sin embargo, con todo lo que somos, nos olvidamos de algo muy importante... cuidar de nosotros mismos... Poner atención en aquello que pensamos, actuamos y esas cosas que nos suceden... así que aquí tienes un pequeño espacio que te servirá para no olvidar que lo más importante eres !!!


Quién soy?

No les ha pasado a ustedes que a veces pareciera que todo nuestro mundo gira en torno a lo que sentimos, y todo tiene que ver con el sentimiento, en especial para las mujeres.



Que si nuestra pareja nos quiere, que los hijos, la mamá, el papá, los compañeros de la escuela o del trabajo. Que si la vecina nos mira raro... jajaja. Y nos preocupa todos los sentimientos que recibimos, que a veces hasta exigimos u obligamos... Pero olvidamos uno, uno sólo (y no hablo del amor de Dios) estoy hablando de uno sólo, tan simple y tan olvidado.. tan mencionado, tan discutido y planteado, pero que pareciera que siempre queda en segundo lugar para la mayoría de nosotros... ya sabes de cuál sentimiento hablo???




sábado, 28 de febrero de 2015

Libre

Cuando crecí me di cuenta de lo importante que era la vida
 y de lo mucho que yo podría  llegar a hacer.
Al principio sentí temor y debo confesarlo, 
mi incapacidad de entendimiento y raciocinio limitaba el actuar pleno de mi ser.

Quise ser grande como las personas que había a mi alrededor.
Como aquella persona que viaja como si fuera lo más sencillo.
Como aquella persona que hacía reír y se creía feliz.
O aquella otra que pretende conseguir sus objetivos a costa de lo que sea 
y simplemente  dejarme llevar por las cosas lindas y vanas de la vida.

Pero, me topé  nuevamente  con mi incapacidad de cambio,
 de no poder alzar el vuelo, de no dejarme llevar, 
o provocar la risa ingenua a las personas que me rodean.

Fue entonces, que me di cuenta que yo no era la del problema, 
de hecho no había problema, era sólo una máscara de grupo 
que yo, ajena a ella, me permitía ser simplemente una persona libre.


martes, 24 de febrero de 2015

Libertad

La libertad de ser yo, 
la libertad de sentirme como yo, 
de reconocerme como soy
 y no lo que otros pretenden que sea.

La libertad de volar, de reír, de cantar. 
De sentirme mujer y abrirle los brazos a la ventura
 de vivir cada día apasionadamente.

La libertad de morir, de enterrar y abandonar el dolor, 
y llorarle al futuro por no haber llegado.

La libertad de reencontrarse,
 de saberse, y de olvidarse.
 De caminar, de seguir y de luchar. 
La libertad de sentirse libre y liberado
 para forjar un mejor futuro y cimentar el pasado.



lunes, 23 de febrero de 2015

Rompiendo sueños

Hay palabras hirientes, que rasgan la piel, que destrozan el corazón y aniquilan el espíritu.

Hay palabras que sosiegan al alma y derrumban los sueños y encierran la esperanza.

Hay palabras que con el aliento rompen el silencio, desencadenan la amargura liberando los miedos.

Hay palabras que nunca debieron ser pronunciadas, que no debieron escucharse y que no pueden ser ignoradas.

Hay palabras que no brotan del amor, que descienden del odio y sólo retumban en el pensamiento.

Esas palabras sin valor, esas palabras de rencor, palabras dichas, palabras calladas que vienen con la intención de quebrar el alma, de romper los sueños y callar la ilusión.



viernes, 20 de febrero de 2015

Premura de un sentimiento

Cuando te vi, te reconocí;
desde ese momento en que supe tu nombre,
desde ese instante en el que no pude olvidarte
y aparecías en mis sueños
y te sentía en mi piel,
y solo contaba las horas para volverte a ver.

No sé aún si es amor, locura o pasión.
No sé si pueda funcionar,
no sé si son tus caricias, o tus besos, o tu voz.
Quizá  sea todo, quizá no seas un sueño,
quizá  en verdad exista un destino.

Y lo quiero intentar.
Y regalarte mi más bello sentimiento,
porque tu haces una mejor persona de mí,
porque quiero cuidarte, quiero amarte,
porque eres tú y porque soy yo.
Por tantos motivos que tu me das,
y porque cuando cierro los ojos
tu a mi lado estás.



Gente

Me gusta la gente con la cabeza en su lugar, que sea espiritual, con idealismo en los ojos, con un sueño bajo la piel y los pies en la realidad.

Me gusta la gente que ríe, que llora, que se emociona con una llamada, con una canción, con un abrazo.

Gente que ama, y tiene nostalgias,
gente que cultiva flores, le gustan los niños, admira un paisaje y disfruta de la poesía.

Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, regalar ternura, compartir vivencias y que le de libertad a sus sentimientos.

Gente que con gusto realize las cosas que tiene que hacer, sin huir de sus compromisos.

Gente que ayuda, orienta, entiende, busca la verdad y siempre quiere aprender de los que enseñan.

Gente de corazón desarmado, sin odio y preconcepto; gente que no discrimina.

Gente que se equivoca y lo reconoce, cae y se levanta.

Gente que baila, que canta, que camina bajo la lluvia y se tiende al calor del sol; gente que se admira de un arcoiris o se enamora de la luna.

Gente que se deleita con el placer de vivir.



jueves, 19 de febrero de 2015

La Filosofía del Limón: Parte 2.

Hemos planteado cuestiones, que podrían parecer un tanto complejas e interminables.  Sin embargo, el cuestionarnos si hemos sido constructores de nuestra moral, partícipes de nuestra cultura y creadores de nuestro entorno, es para esclarecer en nosotros mismos, cuál es límite que tenemos.

La moral no es mas que un grupo de ideas, normas conjugadas por y en la sociedad, creadas por nosotros mismos, al ser parte de esa sociedad. Pero, también es la misma sociedad la que califica a los actos como buenos  o malos, y ese efecto produce una actitud en la persona; esa persona emite un juicio y en consecuencia una acción. Y es un círculo  vicioso interminable, donde al final lo único relevante es el juicio que la sociedad hace sobre nosotros.

Y honestamente que desilusión, pues no es grato darse cuenta de que todo aquello que hagamos en gran medida es para complacer a otros y quedar bien.

Quizá en este punto, podríamos llegar a pensar que no siempre es así, siempre hay una excepción, y que a muchos de nosotros no nos interesa quedar bien con nadie, y que lo único verdaderamente  importante es ser uno mismo, y a quien le guste bien, y a quien no pues mucho gusto.

¿Pero eso no sería tener poca moral?
El punto es reflexionar. ¿Cuáles son nuestras conductas? Y a raíz de eso, reconocer cuales son nuestros límites.

Hacia dónde se dirige nuestra voluntad, porque sin ella no seremos capaces de crear lo que realmente necesitamos, y tampoco podremos conseguir los objetivos que planeamos.
Ya lo mencionaba Schopenhauer en su obra "El mundo como voluntad y representación" donde él inicia ésta obra con la frase: "el mundo es mi representación" y parte de la premisa de la limitación del conocimiento humano. Explica que nadie puede salirse de sí mismo, para identificarse directamente con las cosas distintas a él; todo aquello de que se tiene conocimiento cierto e inmediato se encuentra dentro de la conciencia. Shopenhauer planteaba una voluntad de vivir, en el que las cosas vivientes se encontraban motivadas por la sustentación y desarrollo de sus propias vidas.

A diferencia de Nietzsche que plantea una voluntad de poder, en la que las cosas vivientes no sólo se encuentran motivadas por la mera necesidad de mantenerse vivas, sino, que en realidad tenían una gran necesidad de ejercer y utilizar el poder para crecer y expandir su fortaleza. Y que en definitiva, el hombre que guía su vida según su voluntad, es un hombre que intenta superarse a sí mismo, para mejorarse en todas sus facetas.

Y con esto, entonces; ¿de qué somos capaces?
de tan sólo asistir a nuestro trabajo, escuela; de intentar tener una bonita relación de pareja, de cumplir en casa, y estar bien con la familia, de no dejar el trabajo, administrar las cuentas y que alcanze para uno que otro lujo.

¿Nos aplaudimos? Parecería una broma, pero en realidad esa es nuestra vida. Hemos decidido bajo nuestra voluntad limitarnos a vivir eso, porque quizá así nos enseñaron, y esto que vivimos, es y será nuestro progreso.

Pero, ¿en verdad sólo somos capaces de hacer eso? ¿Hasta aquí llega nuestro límite?

Permítanme recordarles que no hay caminos trazados, no hay recetas mágicas, no hay libros con fórmulas que nos indiquen una verdad absoluta. Sólo hay decisiones, y esa es la única que en verdad cuenta, y lo mejor es que la decisión es nuestra.
La decisión, nosotros la creamos, ¡es nuestra! ¡nosotros la provocamos! ¡la realizamos!

Pero es justo en este momento, en el que le damos la bienvenida a un enemigo público, ese enemigo oculto en nuestro pensamiento, escondido en lo que sentimos, que se asoma a veces en lo que vivimos, y esta presente en cada decisión que tomamos: el miedo.

Ese espantoso miedo que sentimos de equivocarnos en nuestra decisión.
El miedo de quedar mal o hacer el ridículo.
El miedo de estar solos o hacer una vida en pareja.
El miedo de aceptar que cometemos errores, reconocer que nos somos perfectos.
Aceptar que no soy ni mejor, ni peor de lo que yo quiero ser.

El miedo tiene más que ver con nuestros actos, que el placer que podemos tener por nuestra vida.
¿Cuántas cosas hemos hecho a raíz del miedo?

Y ¿por qué no disfrutar lo que hacemos? Si ya tenemos la voluntad de decisión. La libertad de decidir un momento feliz, o un momento triste. Decidir vivir un éxito o un fracaso, ya lo decía Gibran Jalil Gibran: "Seréis libres de verdad, cuando vuestros días no transcurran sin cuidado alguno, y vuestras noches sin algún deseo y algún pesar. Y si es un temor lo que pretendeís disipar, recordad que su sitial está en vuestro corazón".

¡Liberémonos! Que nuestros límites nos lleven a otros límites. ¡Decidamos! ¡Actuemos! Sin miedo, sólo por el gusto de ser lo que somos.

Porque en la vida no todo es tan bueno y nada es tan malo, pero si suficiente y esto es lo que nos enseña la filosofía del limón.

Un limón que consideramos en su mayoría amargo, pero hay que exprimirlo para conocerlo, acompañarlo de otros ingredientes para disfrutarlo, o simplemente saborearlo gota a gota. Así también la vida, decidan, expriman, saboreanla, acompañenla o hagan con ella lo que decidan, sin importar que tan amarga pueda parecer, siempre tiene ese toque disfrutable. Ya saben que por ahí hay un dicho: si la vida te da limones...


miércoles, 18 de febrero de 2015

La Filosofía del Limón: Parte 1.

Te preguntarás, ¿cuál es la filosofía del limón? Pues es una filosofía muy común entre los dichos, pero con algo más reflexivo que sólo un par de palabras.  Pero, para lograr entender y llevar a la práctica ésta filosofía,  antes hay que plantear lo siguiente:

Nosotros somos seres racionales, así pues nos mantenemos en la búsqueda de una autonomía, de habilidades y capacidades ¿cierto?.
Bien, estando de acuerdo con esto. Yo les pregunto, si nos reconocemos como seres racionales, capaces y autónomos, por qué hay ocasiones en que no somos lo que realmente deseamos ser, ¿qué nos limita? ¿cuál es el límite para lograr ser lo que queremos ser? O hacer lo que queremos hacer?.

Por ejemplo, ¿alguna vez han soñado en conseguir todo en la vida?  Si... No... A veces...
"Tener la clásica vida perfecta".

Y es que unos podrían pensar en el dinero, por mencionar un primer punto. Y con el dinero conseguir todo lo demás; ya sea una bonita casa, un fabuloso auto, tener grandes negocios, un excelente trabajo, etc. ¿Suena bien o no?.

Otros, podrían pensar en que el dinero no lo es todo, y prefieren enfocarse en conseguir una buena pareja, un gran compañero o compañera de vida, estar rodeados de magníficos amigos, compartir bellos momentos con lo más importante; la familia. Apoyar a nuestros padres, agradecer a la vida todo lo que se nos ha brindado, la confianza, la compañía, el amor, el apoyo, etc. Y pensaríamos que gracias a ello somos lo que somos.

¿Suena perfecto cierto? Tan bello y meloso, que parece irreal.
¿Pero? y, ¿después? ¿qué viene después? o mejor aún... ¿de dónde viene todo esto?

RESPUESTA: De nuestra educación, del estándar de vida del cuál venimos y al cuál aspiramos.
Como si fuera tan fácil lograr una vida deseada con tan solo vivir el día a día.

Pero la realidad es que no, en gran parte permanecemos influidos por la cultura, por todo ese conjunto de formas, de modelos, patrones, tanto explícitos e implícitos, a través de los cuales nuestra sociedad regula nuestro comportamiento. Incluyendo costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas a nuestra manera de ser, nuestra forma de vestir, nuestra religión, esas normas de comportamiento, que conforman todo nuestro sistema de creencias.

Y yo me pregunto, ¿ésto es cultura? ¿Somos nosotros entonces partícipes de esa cultura? o, ¿es la cultura la que nos determina?.

La UNESCO declaró en 1982 que "la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo". Entonces, como en un principio les dije: somos seres racionales con habilidades y capacidades. Sin embargo ¿hacemos uso entonces de ésta capacidad?, ¿la capacidad de modificar éstas normas?, ¿estas reglas culturales?, si nosotros somos parte de la construcción de la cultura.

La UNESCO también menciona que la cultura es quien hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. Que, es a través de ella que discernimos valores y efectuamos opiniones. Y que también, a través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, poniendo en cuestión sus propias realizaciones, buscando incansablemente nuevas significaciones y creando obras que lo trasciendan.

A que voy con esto; a ¿cuántos de nosotros se nos a ido la vida en un suspiro? Por ejemplo,
tan sólo miremos a nuestro alrededor, ¿cuántos años han pasado desde que ingresamos o terminamos una carrera profesional, u obtuvimos ese empleo, o cuántas veces han venido posponiendo ese proyecto que tienen en mente?

Y ahora, podríamos decir, o siquiera creer que ¿ya tenemos la vida resuelta? Que ya hemos logrado un empleo, un negocio, una famila, y que por ello, ¿ya nos hemos convertido en esa persona con un futuro prometedor?. Porque lo que nos limitaba antes, ahora ya no es una limitación. Ya hemos tomado decisiones, hemos actuado conforme a lo que hemos elegido, conocemos en dónde estamos y hacia dónde vamos. Simplemente fuimos con el transcurso del tiempo, cumpliendo con el día a día; para convertirnos en nuestro ideal. Nos hemos convertido en esa persona feliz, completa y exitosa.

Pero, ¿han tenido días en los que dan ganas de mandar todo al carajo?, renunciar y gritar: ¡ya basta! ¡no deseo seguir así! ¡sólo quiero ser yo!.

Ya basta de cumplir con ser la hija, la novia, el esposo, la madre, el padre, el profesionista, el estudiante, etc. ¿Cuántos compromisos morales, cierto?

Y he aquí, una palabra compleja, pesada y mágica a la vez: la moral.
Y entonces, ¿qué es la moral? Bueno, pues la moral no es otra cosa más que el conjunto de creencias y normas de una persona o grupo social que oficia de guía para el obrar; es decir, que orienta acerca del bien o del mal, entre lo correcto y lo incorrecto. Rige nuestra conducta en relación con la sociedad y con nosotros mismos. Son esas acciones y actividades susceptibles de valoración moral que se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios.

Hay que entender entonces que toda acción humana es en esencia social. Y que directa o indirectamente está correlacionada con la vida del conglomerado social.

Y yo me pregunto ahora, ¿será acaso que la moral es la que nos limita?
¿será esa pequeña amiga, llamada moral; la que quizá no sea tan amiga?
Esa moral la que nos dice que hacer y no ser, que debes, que no quieres, que deseas, a dónde ir, con quien no estar. Y tu moral, ¿es en verdad tu moral? ¿tu la creaste? ¿tu la construiste?



Aferrarse

Un día decidí volar...
pero me di cuenta que ¡no tenía alas!
no estaba lista para volar,
me era imposible emprender el vuelo;
ese vuelo del que tantos hablaban,
presumían y realizaban.

Tuve miedo, ¿acaso había perdido mis alas?
¿acaso me las habían cortado?
o ¿acaso había nacido sin ellas?

El miedo que sentí me recorrió como calosfrío
y decidí entonces mi ojos cerrar.
Encerrarme en mí misma, en mis ideas,
Sin fijarme en mi andar,
¡porque no tenía alas!

Entonces, comencé a caminar,
paso a paso, 
sin ver, sin mirar en dónde estaba,
quien llegaba, quien se iba,
que hacía o no,
vivir y seguir con los ojos cerrados,
aunque limitara mi andar...

Así... un día, ¡mis ojos abrí!
pero ya había pasado por caminos,
ya había recorrido y dado algunos pasos.
El tiempo ya había pasado.

Fue, cuando reconocí que era verdad,
¡que pude haber llegado!!
¡que pude haber logrado!!
conseguir lo que yo hubiese soñado...
Si no me hubiera aferrado a tener alas,
y a caminar con los ojos cerrados...




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